Himno a Santiago

HIMNOS DEL PATRON SANTIAGO JINOTEPE:

ALABADO DE SANTIAGO
(Lo cantan en las calles)
Bendigamos y alabemos a nuestro patrón Santiago
Que de los cielos bajó para ser nuestro abogado
Por ser nuestro capitán de la milicia divina
Siempre ruegue por nosotros en este valle de espinas.
En el mar de Galilea, ahí fuiste escogido
Por apóstol el mas santo, y de Dios el más querido
Para España fue mandado a predicar su doctrina
Y los moros atrevidos lo mataron a cuchillo.
Santiaguito el menor con los moros combatía
Para darle a sus criaturas que se hallaban afligidas
Para que con alegría todos cantemos victoria.
Para que con eterna gloria
La hagamos fiel compañía
Amén, Jesús y María
Ana, Joaquín y José
Nos sirvan siempre de guía
Alumbrando nuestra fe.
Oh, dulcísima María alumbra mi entendimiento
Para poder alabar al divino sacramento.
Alabado sea el Santísimo sacramento del altar
Y María es concebida sin pecado original;
Alabemos a la reina de la corte celestial
Y a José su amado esposo, para toda la eternidad.
Los ángeles del cielo alaban al redentor
Y nosotros en la tierra ensalsamos al Señor
Alabemos por mil veces al sacramento divino
Para que de aquí se aparte el espíritu maligno.


ALABADO DE SANTIAGO
(Se canta en la iglesia)

Bendigamos y alabemos a nuestro patrón Santiago
Que de los cielos bajó para ser nuestro abogado
Por ser nuestro capitán de la milicia divina
Siempre ruega por nosotros en este valle de espinas.

En el mar de Galilea, allí fuiste escogido
Para apóstol el mas santo, y de Dios el más querido
Para España fue mandado a predicar su doctrina
Y los moros atrevidos lo mataron a cuchillo.
Santiaguito el mayor con los moros combatía
Para darle a sus criaturas que se hallaban afligidas
Para que con alegría todos cantemos victoria.
Para que con eterna gloria
La hagamos fiel compañía
Amén, Jesús y María
Ana, Joaquín y José
Nos sirvan siempre de guía
Alumbrando nuestra fe.
¡Oh, dulcísima María!
 Alumbra mi entendimiento
Para poder alabar al divino sacramento.
Alabado sea el Santísimo sacramento del altar
Y María es concebida sin pecado original;
Alabemos a la reina de la corte celestial
Y a José su dulce  esposo, para toda la eternidad.
Los ángeles del cielo alaban al redentor
Y nosotros en la tierra ensalsamos al Señor
Alabemos por mil veces al sacramento divino
Para que de aquí se aparte todo espíritu maligno.

Nota: El alabado de la calle difiere del de la iglesia por algunas palabras (señaladas en negrillas) además que la estructura de las estrofas cambia, así como la inclinación musical.
Por otra parte el de la calles es dedicado a Santiago el parrandero y el de la iglesia al mayor o colochón.

 
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